Vivimos en el auge de la hiperconectividad, el constante crecimiento de la velocidad de navegación, de la capacidad de procesamiento de datos de los dispositivos, del streaming.
En este contexto podemos pensar en la fusión de dos dispositivos que actualmente conviven en la mayoría de los hogares: TV y Computadora, para dar origen a uno solo que brinde ambos servicios: programación televisiva y navegación en Internet.
Este nuevo dispositivo genera algunas preguntas: ¿Podrán ser una misma cosa Internet y la TV?, ¿Cuál será el más visto?, ¿En qué medio serán más efectivos los anuncios publicitarios? ¿En qué se diferencia uno del otro?
Pull y Push
La clave que da respuesta a todos estos interrogantes está en el concepto de cada uno de los protagonistas de esta reflexión.
Internet por definición es pull (acción de tirar, extraer, arrastrar). Lo que moviliza el uso de la misma está dado por la inquietud de una persona por buscar “algo”. Esto implica que un individuo ante la necesidad de informarse o recrearse acude a la WWW y realiza la búsqueda hasta encontrar lo que quiere.
La televisión en cambio es push (acción de empujar, presionar, fomentar, obligar, insistir). Los contenidos de cada canal están seleccionados previamente por el área de programación. El usuario sólo selecciona el canal que desea ver y los contenidos son empujados al telespectador.
La diferencia en la esencia de ambos nos da un indicio de porqué la efectividad de la publicidad en televisión es mayor. Pensemos en una misma persona utilizando ambos dispositivos. Cuando elige ver televisión, lo único que debe decidir es qué tipo de programación desea ver y seleccionar el canal más apropiado que tenga disponible. Luego se relaja y recibe el contenido sin mayor esfuerzo intelectual que el que demanda el programa que está viendo. En esta situación, la persona queda expuesta a la influencia de cualquier mensaje publicitario.
La situación cambia con Internet: el espectro de contenidos es enorme y frente al casillero de Google nos encontramos solos ante un universo de contenidos. El individuo debe tener una idea de qué quiere ver y salir en búsqueda hasta encontrar los contenidos deseados. Esto requiere un esfuerzo intelectual superior al de sólo seleccionar un canal de TV de interés.
Este mecanismo de búsqueda, incluye el filtrado y descarte de información, y dentro de lo que se desecha muchas veces entran los anuncios publicitarios. Este proceso posiblemente influye en la poca efectividad del advertising en Internet. Para revertir este problema la publicidad deberá adaptarse al perfil del espectador, deberá estar al servicio del cliente.
Según este análisis, el día en que Internet le gane a la TV será probablemente cuando los contenidos se ordenen y programen en forma continua, y estén ajustados a los intereses con los que el usuario cuente en ese momento. Esto probablemente provenga de la mano de las redes sociales.