Hace un tiempo atrás, nuestra agencia se propuso crear su propio “Departamento Digital”, un espacio dentro del modelo de negocios con el que se venía trabajando, abierto a la innovación, al diseño y al desarrollo de sistemas que funcionen y sean pensados en forma nativa para existir en la web y hacerlo bajo las reglas del juego que hoy, este mundo precisa.
No es tarea sencilla para una organización que ha crecido sobre bases tradicionales, comenzar a pensar en términos de “conversación”, “comunidad” y “experiencia de usuario”. Tampoc es algo sencillo de asimilar para los clientes. ¿Y si hacemos un blog o una Fan Page en Facebook y la gente habla cosas malas de mi marca? ¿Y para qué necesito una agencia o una estrategia, si una cuenta de Twitter la puede tener cualquiera y es gratis?. Para empezar, una herramienta no es una estrategia y si hablan mal de tu marca lo harán, con o sin blog. La diferencia sustancial es que sin un espacio para la conversación, no podemos escuchar, ni intervenir, ni cambiar las cosas.
Claro, las reglas se modificaron. Se terminó (o está en su ocaso) la vieja escuela que nos dejaba tener presencia en internet con una simple web institucional, un brochure digital que indicara servicios, misiones, visiones, las empresariales, no las que te provoca el demabular días sin agua en el desierto 🙂 y un catálogo de productos con una fotito y ya estamos. A contarle al vecino que somos digitales.
Por suerte o por inevitabilidad, eso ha terminado. El usuario pide, participa, produce, exije. Y las marcas deben satisfacer, responder y cuidar a sus clentes. Quizá la relación no sea de tanto sometimiento como suena lo que acabo de escribir, pero digamos que el mango de la sartén ahora se comparte.
En Argency supimos que las cosas estaban cambiando, lo olfateamos y el perfume de los bits nos sedujo. Comprendimos que era necesario comenzar un nuevo viaje, complejo, arduo. Un viaje que implicaba la construcción de cero y la e-vangelización, de cero también. En eso estamos ahora, caminando la ruta. Y en este trayecto hay cosas que nos demuestran o nos confirman que tan mal, tan mal no vamos 🙂
Hace un tiempo atrás, y así comenzó este post, se acercó a nuestra agencia una de las más grandes marcas digitales de la provincia de Mendoza. Una marca que pensó un producto para que naciera y creciera de forma nativa en el mundo de los bits. Una marca que cambió las reglas del periodismo y sacudió las estanterías del resto de los medios de papel que lideraban el mercado. MDZ On Line, el primer diario digital nativo de la Provincia necesitaba una agencia que le ayudara a crear una campaña de branding. Que reavivara la llama que habían encendido y los colocará nuevamente en la cresta de la ola digital.
El desafío fue grande y fue complejo. La agencia entró en campaign mode y se hicieron reuniones, se respiró MDZ, se cocinó MDZ, se durmió MDZ. En fin, entrabamos a la agencia en la mañana (¿Temprano?) y no había más tema que la búsqueda de un concepto que definiera nuestra campaña, que potenciará nuestro producto.
Aquellos que conocen los procesos creativos saben de qué hablo. Se sufre, se tienen ideas que consideramos geniales. Al otro día las vemos, las pensamos y nos parecen desastrosas. Las tiramos, volvemos a empezar. Faltan dos días para la entrega y sentimos que estamos en cero. Que todo lo hablado sólo sirvió para confundir, para empantanar. Tratamos de volver a esa primer idea que nos pareció genial y que después descartamos por patética, la reflotamos, la forzamos. No, no sirve. Pero no sirve, ni ahí. Nos vamos a casa, no sin antes insultar al cuentas, patear un tacho de basura y odiar al diseñador que no sabe cómo bajar a pieza gráfica lo que pensamos. Esa noche salimos, nos relajamos, decimos, má si! Que salga lo que salga. Y al otro día llegamos a la agencia, soltamos la mano, salen ideas, se arma la campaña, se diseña, se encuentra concepto, entrá perfecto, es robusto. Se la banca bah.
Y presentamos y todo ok. Campaña terminada.
Algo así fue lo que pasó. El concepto seleccionado para la campaña fue “Mejor Online”. Aquí las piezas principales que fueron fijadas en la ciudad en formato Tandem: