Nos adelantamos y, antes que todos, nos fuimos a festejar el fin de un año que aún no termina. Con ganas de compartir, de disfrutar una experiencia distinta, de brindar por los caminos andados y los trabajos bien sacados. Porque seguimos sumando fuerzas y gente, creciendo y apostando por lo que nos gusta y sabemos hacer. Un año más que nos encuentra con nuevos integrantes, nuevas energías y más pilas que nunca!
Cuestión que se nos dio por hacernos los valientes y colgarnos de rocas gigantes, subir y bajar entre el peso de los cuerpos y la altura de fondo, titilando al mirar hacia abajo. Para algunos simple, para otros no tanto, entre todos animando y con 2 cuchillos grabados para los que hicieran cima, algo que al fin de cuentas no resultó para tanto y terminamos sorteando. La meta y, por ende, los cuchillos.
Después tirolesa, ¡y a tirarse por un alambre largo de montaña a montaña! Parecido a volar pero sin alas y en un lapso de tiempo tan corto que no alcanzás ni a piar. Divertida experiencia para repetir un par de veces, pero el hambre y la idea de costillas esperando por ser nuestro almuerzo nos tentó más.
Un almuerzo sabroso, un vino más rico que tibio y, muy a lo egresados, la entrega de diplomas de fin de año más divertida que pudo haber: nominaciones contundentes, aclaraciones delirantes, regalos originales, buena vibra y cariño sincero, ¿qué más pedir?