Las redes sociales ya ocupan un rol preponderante en la vida de las personas. La presencia activa de los usuarios en las distintas plataformas crece día a día y los políticos no son ajenos a este ambiente digital. Con este panorama no es de extrañar que las redes sociales tendrán gran protagonismo en elecciones presidenciales de Octubre de este año.
Las campañas políticas todavía tienen una fuerte presencia e impacto en los medios tradicionales (televisión, radio y diario en papel) y en la vía pública, pero desde hace algunos años Internet se ha transformado en el nuevo escenario de debate de los políticos y los principales candidatos electorales.
En el año 2008, Barack Obama fue el primer candidato presidencial en utilizar las redes sociales en su estrategia, cambiando para siempre la forma de hacer una campaña política. Desde entonces, el papel de Internet como medio de comunicación abrió las puertas hacía nuevas posibilidades de interacción con los votantes.
Este ambiente social media ha modificado la forma en que se comunica la política. En nuestros días, la nueva modalidad se presenta con mensajes en tiempo real, anuncios, y el manejo de problemas en la trama política. Sabemos que el nivel de influencia de las redes sociales es poderoso pero ¿puede un partido político realmente ganar una elección con dichas redes?
El caso norteamericano sin duda fue excepcional, pero la realidad es que las redes sociales no pueden garantizar el triunfo de una elección. Los expertos en comunicación política aseguran que las redes sociales tendrán un papel protagónico en los comicios pero de ninguna forma asegurarán la victoria de determinado candidato.
“Las redes claramente pueden definir al electorado, permitiendo que candidatos que están parejos en las encuestas con otros, sumen cuatro o cinco puntos cruciales“, afirma Mariano Tato, CEO de BeCom1, empresa especializada en comunicación política.
En las elecciones del año 2010, el Reino Unido vio reducida la influencia de las redes sociales, siendo los medios tradicionales los que dominaron la campaña. En septiembre del año pasado, durante la campaña por el voto del referéndum para la independencia de Escocia, las redes sociales jugaron un rol fundamental. El debate en dichos canales fue muy fuerte pero mientras que las estadísticas en las redes mostraban una marcada tendencia por el “Sí” (es decir, a favor de la independencia), los resultados de los comicios resultaron ser contrarios, y fue el “No” el que se impuso con el 55, 3% de los votos.
Durante las elecciones del Congreso de los Estados Unidos en el año 2010, Facebook llevó a cabo un experimento de ingeniería social. La compañía colaboró con un grupo de científicos políticos para ver si una red social podía persuadir a los norteamericanos para ir a votar, alterando el feed de noticias de millones de usurios. La respuesta resulto ser positiva, pero nuevamente estamos frente a un caso de manipulación mediática, tal como pueden ejercer cualquiera de los medios tradicionales.
¿Pero qué se sucede en Argentina? ¿Cómo se perfila la influencia 2.0 en torno a los comicios del mes de octubre? Como ya se mencionó, aquí en nuestro país, Internet y las redes sociales aún constituyen un complemento frente a la potente influencia que continúan desplegando los medios tradicionales.
La multiplicidad de redes sociales es notoria y el error de muchos candidatos es centrarse en una sola, como puede ser el caso de Facebook. A diferencia de otros medios, cada red social tiene su lógica y un perfil de usuario determinado, por lo tanto, la estrategia política debe adecuarse a la misma. Las posibilidades de comunicación son infinitas y causar un impacto positivo en la ciudadanía es el gran desafío del momento.
La posibilidad de interacción que permiten estas herramientas, es uno de los factores claves. A través de ellas todos pueden interactuar, opinar y comentar; y los políticos, pueden pronunciarse al respecto de algún tema y obtener respuestas rápidas de sus interlocutores. De igual forma, los usuarios valoran la forma en la que los políticos se muestran en las mismas. Pero aquí es donde se observa una de las principales fallas. Los políticos aumentan su participación en internet durante las elecciones, pero una vez que llegan a la banca de diputados o senadores se alejan de las redes, haciendo oídos sordos de los reclamos de la ciudadanía.
Otro error, que señala el asesor en comunicación política Augusto Erbin es la adopción de estos canales sociales como simples medios de comunicación, sin darse cuenta que sus principales particularidades son la conversación y la participación constante de las personas.
Si hay algo que Internet revolucionó para siempre es la unidireccionalidad con la que funcionan los medios tradicionales de comunicación, convirtiendo los canales digitales en bidireccionales y así poder generar una escucha activa. Por eso es muy importante valerse de estos canales para saber qué quieren los ciudadanos y cuáles son sus necesidades e inquietudes. Poder escuchar y dar respuesta.
Asimismo, hay otras herramientas que de a poco comienzan a surgir y que pueden ayudar a los políticos en sus campañas o, en algunas ocasiones, sirven de aliados a los votantes para guiarlos o informarlos sobre algún tema político. Aparecida por primera vez en 2013, Boleta Que Habla es una aplicación que funciona con tecnología de realidad aumentada que permite agregar información digital a las boletas electorales. Esta aplicación, considerada la “la primera boleta electoral del mundo que habla”, funciona con un dispositivo móvil al escanear la boleta.
Hace algunos meses, la ONG Transparencia Electoral lanzó la aplicación móvil Voto Limpio, una app que permite a cualquier persona denunciar a los partidos políticos que realizan campañas de forma anticipada. De esta forma se puede ayudar a hacer cumplir la legislación que establece el Código Nacional Electoral, y se evitan las injusticias y abusos cometidos por los partidos y sus candidatos.
Otro factor que tiene mucho peso es el nivel demográfico y la segmentación de los distintos públicos acorde a cada red social. Este año tendremos un gran número de adolescentes de 16 años que votarán por primera vez, y otro tanto de jóvenes adultos que suelen ser el sector de la sociedad menos politizado y el que más rápido se deja influenciar. Por lo tanto, debiera ser de primordial atención cómo se comunican los mensajes hacia este segmento y cómo son recepcionados.
Cuando se trata de comunicar algo y hacerlo de forma efectiva no hay una fórmula mágica y precisa que conduzca al éxito o al fracaso. Se trata de estar lo mejor preparado posible y de minimizar los posibles obstáculos que se presenten en el camino. A diferencia de las elecciones pasadas, este año será decisivo en cuanto al uso de las nuevas tecnologías. Hasta el momento, no hay pronósticos exactos sobre cómo será la utilización de las redes sociales. Por el momento, la tendencia indica que los medios tradicionales son los que tienen mayor llegada e influencia.
En definitiva, y como se ha visto en las recientes elecciones de otros países, hasta el momento las redes sociales no determinan los resultados de los votos, ni constituyen la totalidad de la opinión pública de la sociedad, sino que actúan de plataforma para que el político se exprese. De aquí que el principal desafío para todos los candidatos será tratar de afilar sus estrategias y llevar a cabo la mejor campaña que esté a su alcance.