En tiempos en los que el contenido es rey, es imprescindible para cualquier marca que quiera lograr un buen posicionamiento desarrollar una estrategia adecuada que le permita viralizar al máximo sus mensajes. Para asegurarse que los consumidores accedan a su propuesta antes que a otras, estas deben propagarse rápidamente.
Los usuarios ya no se dejan influenciar tan fácilmente por una publicidad tradicional, sino que están más dispuestos a consumir algo si es recomendado por otra persona y, en el caso de internet, si determinada marca es compartida a través de sus perfiles sociales.
El efecto viral es aquel que se consigue en los Medios Sociales, que se esparce velozmente y en forma exponencial, lo que ayuda a popularizar un producto, servicio o personalidad. Los términos “viral” o “viralización” son técnicas de marketing que utilizan las diversas plataformas sociales para lograr distintos objetivos (posicionamiento de marca, fidelidad, awareness, etc). Este proceso se asemeja al de la dispersión de un virus, ya sea patológico o informático.
Cuando el contenido publicado en dichos medios comienza a despertar el interés de los usuarios, aumentando la popularidad de la marca, estamos frente a un contenido de tipo viral. Aunque, desde luego, no todo lo que circula por las redes sociales es viral. Mucho depende de los objetivos y las estrategias que se lleven a cabo para alcanzar dicha meta. Para explicarlo de otra forma se podría decir que se trata de un boca-a-boca pero a mayor escala, y se caracteriza por la velocidad con la que se propaga, de ahí la semejanza con un virus.
No hay que ser un gran experto para darse cuenta de la importancia que supone la creación de contenido viral para una empresa, pero el gran reto sigue siendo el acto de viralizar en sí mismo. Igualmente, hay que tener en cuenta que esta actividad también permite conocer algunos aspectos del comportamiento de los usuarios.
¿Por qué es tan importante?
La respuesta más simple es que se pueden obtener grandes beneficios para la marca sin necesidad de muchos recursos. Justamente por esto las redes sociales son un factor clave. Para dar cuenta de ello basta con analizar algunos casos de éxito:
La famosa “selfie” que la conductora Ellen Degeneres se tomó durante la ceremonia de los Premios Oscar en marzo de 2014 junto a varias de las celebridades presentes. La foto fue la más retuiteada de toda la historia desde el triunfo electoral del presidente Obama, y aún después del evento siguieron las repercusiones. Pero lo que mucha gente desconoce es que esta acción fue un intento fallido de Samsung para lograr un Product Placement de su producto Galaxy Note 3.
If only Bradley’s arm was longer. Best photo ever. #oscars pic.twitter.com/C9U5NOtGap— Ellen DeGeneres (@TheEllenShow) marzo 3, 2014
Otra acción que se ha viralizado por estos días con asombrosa rapidez es la iniciativa del Balde de agua fría (o Ice Bucket Challenge, como se lo conoce en inglés). La campaña, lanzada el pasado 29 de julio, surgió con la finalidad de crear conciencia y recaudar fondos para la lucha contra la ELA – esclerosis lateral amiotrófica (ALS de sus siglas en inglés, también conocido como “mal de Lou Gehrig”).
En cuestión de días, miles de personas, famosas o no, aceptaron el reto que consiste en tirarse un balde de agua helada y desafiar a otras a hacer lo mismo en el transcurso de 24 horas o donar dinero, o ambas. Más allá de que esta acción se haya viralizado gracias a la participación de celebridades, deportistas y distintas personalidades que terminan nominándose los unos a los otros, la campaña ha resultado más que exitosa, ya que gracias a ella la asociación de ELA ha recaudado 79.9 millones de dólares hasta el momento, contra 2.5 millones que recaudó el año pasado en un período similar de tiempo.
Como estos hay cientos de ejemplos que podríamos citar. Pero lo más importante a tener en cuenta en este cambiante entorno 2.0 es que la creatividad sigue siendo el pilar fundamental a la hora de crear contenido, y las redes son el medio que nos permite entrar en contacto con la comunidad, creando un entorno de participación que puede resultar beneficioso, o no, para nuestra marca.