Elegir el nombre para un negocio es como bautizar a un hijo: lo identifica y lo llevará por siempre. En publicidad ese proceso de búsqueda y selección se llama NAMING y se torna intenso al momento de buscar disponibilidad de registro. Para ser claros: dos marcas no pueden llamarse igual. No es como “El Javi” de la esquina y “El Javi” del kiosco. El primer “El Javi” podría oponerse legalmente e impedir el uso al segundo.
Ya que hablamos de esquinas y kioscos, el recurso de naming barrial responde al ingenio popular. “Lo González”, “La Esquina”, “De todo” o “Los Peruanos” funcionan para identificar el lugar tal como la gente lo reconoce. Claro que en este ámbito la exclusividad no es obstáculo, pues la legislación no camina por las calles del barrio.
Otra técnica popular es formar nombres con las primeras sílabas de hijos, sobrinos o nietos: un modo de demostrarles cariño y hacerlos perdurar en el corazón de la gente. “Leomar” (por Leonardo y María), “Serjuan” (Sergio y Juan); y otros más complejos como “Marpemar” (Marcela, Pedro y otra Marcela) o “Jomaedencef” (José, Manuel, Eduardo, Enrique y Ceferino, los quintillizos Pérez). En este caso, sin duda, “Los Quintillizos” funcionaría mejor y esto responde a la simplicidad y facilidad que debemos tener en cuenta al bautizar una empresa.
Es oportuno destacar que, por homenajear a Blas, Federico y Marta, no es recomendable utilizar la construcción “BlasFeMar” para nombrar una santería.
El naming es el punto de partida para el éxito de un comercio y podemos repasar algunas sugerencias para encaminar la elección:
-Ser corto y fácil de recordar
-Ser original y creativo
-Definir la actividad
-Transmitir sensaciones positivas
-Evitar connotaciones desafortunadas en otros idiomas
Según el rubro, las tendencias de naming suelen estar inspiradas en su fundador (Carolina Herrera), en su descripción (Microsoft), en las emociones (Amazon –“grande y exótico”-), o en la mera inventiva (Oysho) en cuyo caso la construcción de marca se encarga de darle contenido.
Estas sugerencias son siempre relativas y, una vez elegido el nombre, continúa la manera de darlo a conocer, generarle una personalidad con cualidades y modo de relacionarse con el consumidor.
Cuando recibimos este tipo de trabajos, sentimos que el mundo es inmenso y Argency se reinventa apelando a diferentes técnicas que nos ayuden a delimitar y conocer ese mundo. Lo primordial es realizar un mapa conceptual: el producto en el centro, y a su alrededor diferentes variables que le dan significación y vida a la vez.
Tomemos como ejemplo un nueva nueva marca de café que debemos bautizar. Colocaremos:
Centro: PRODUCTO NUEVO “Café”
Alrededor:
Protagonistas: familia, pareja, amigos.
Situaciones de uso: salidas, reuniones, agasajos.
Lugares: cocina, bar, oficina.
Sensaciones: bienestar, felicidad, armonía.
Época: invierno, otoño, primavera, verano.
Con el mapa conceptual planteado será más fácil establecer relaciones entre los elementos y generar divertidos ejercicios para aproximarnos a un nombre original, creativo y funcional.